El Estado de México es líder nacional en acciones para eliminar la transmisión del VIH/sífilis, por lo que este modelo se implementará en el resto del país para beneficio de la población con este padecimiento.
Durante la Sexta Sesión Ordinaria del Comando Estatal e Interinstitucional de los Servicios de Salud (CEISS), Macarena Montoya, Secretaria de Salud estatal afirmó que dar continuidad a las políticas de salud impulsadas ha permitido identificar las necesidades en este rubro para realizar una planeación enfocada en el fortalecimiento del sector.
En esta Sesión se firmó el Acta de Reinstalación de este Comando con la finalidad de trabajar en conjunto en la generación de estrategias en los procesos de atención médica y en la seguridad de los pacientes usuarios de las instituciones del sector salud del Estado de México.
Al presentar el “Seguimiento de la Vía Clínica de Transmisión vertical de VIH, Sífilis y del tamizaje de Hepatitis C”, Sonia Echeverri Frías, Jefa de Departamento de VIH/Sida/ITS-VHC del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), señaló que la detección oportuna de VIH en las mujeres embarazadas es el pilar para evitar la transmisión vertical del VIH y la sífilis congénita.
Es por ello que en la entidad mexiquense se trabaja de manera coordinada e interinstitucional para alcanzar uno de los objetivos del 2030: lograr la cero transmisión vertical de VIH y sífilis congénita.
Por su parte, Alethse de la Torre Rosas, Directora General del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el sida (CENSIDA), en representación del Doctor Ruy López Ridaura, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del Gobierno de México, subrayó que la entidad lidera el primer lugar en indetectabilidad de VIH y su modelo para evitar la transmisión vertical de este padecimiento, por lo que será tropicalizado en el país.
Al abordar el tema la “Transformación de los CAPASITS como pivote para la salud pública; ¿por qué y cómo?, informó que en México existen 380 mil personas que viven con VIH y de estas, ocho de cada 10 son conscientes de su condición, el resto no tienen acceso al tratamiento, a diferencia de quienes sí lo reciben y logran una calidad de vida y sobrevida similar a quienes no presentan esta enfermedad.
