La marcha conmemorativa por los 10 años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Ciudad de México reunió a miles de personas a pesar de la intensa lluvia que cayó durante toda la tarde y noche del jueves. Alrededor de 10,000 manifestantes, según datos de la Secretaría de Gobierno (Segob) y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), se unieron a los padres y madres de los estudiantes para exigir justicia y verdad, en un evento que transcurrió mayormente de forma pacífica.
Sin embargo, un grupo minoritario de aproximadamente 100 personas, ajenas a la organización principal y con el rostro cubierto, causó destrozos, pintas y daños en mobiliario urbano, negocios y estaciones de transporte público. Estas acciones contrastaron con el espíritu pacífico de la marcha.
La ONU México, a través de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos, acompañó la movilización y reiteró la necesidad de continuar el diálogo para avanzar en la búsqueda de la verdad y la justicia, enfatizando la urgencia de esclarecer lo ocurrido la noche del 26 de septiembre de 2014.
El mitin culminó en el Zócalo capitalino, donde los padres y madres de los 43 normalistas agradecieron a quienes los han acompañado durante esta década de búsqueda, reiterando su exigencia de que el próximo gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum no ignore su demanda de justicia. Mario González, padre de uno de los estudiantes, se dirigió al presidente López Obrador, exigiendo respuestas sobre el papel del Ejército en la desaparición de los jóvenes.
Durante el mitin, encapuchados lanzaron bombas molotov contra Palacio Nacional y prendieron fuego a las vallas que rodeaban el recinto, intensificando la tensión. También quemaron un muñeco vestido de militar, simbolizando su reclamo hacia la posible complicidad del Ejército en el caso.
A pesar de los disturbios provocados por este grupo minoritario, la marcha finalizó con el clamor de los padres de los estudiantes, quienes ingresaron al Zócalo sorteando las barricadas colocadas por el gobierno. La exigencia de justicia y la promesa incumplida del actual gobierno resonaron en las consignas de la multitud, quienes concluyeron la jornada con la esperanza de que la lucha no será en vano.
Redacción. Fernando Mejía