A casi 17 meses de que la Secretaría de Seguridad Pública del Estado retomó el mando del Sistema Penitenciario luego del amotinamiento en el Cereso 3 que derivó en la fuga de 26 reos, la situación al interior de este penal es más deficiente, de acuerdo con una evaluación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
El Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria mostró desatención, entre otros temas, en cuanto a la falta de normatividad que rige al Centro, así como insuficiencia de personal de seguridad y custodia, aunado a la presencia de actividades ilícitas.
Esto es en cuanto a los aspectos de condiciones de gobernabilidad, entre los cuales se eliminó del diagnóstico del año pasado al recién publicado “ejercicio de funciones de autoridad por parte de personas privadas de la libertad (autogobierno/cogobierno)”, pero persisten las deficiencias en el procedimiento de imposición de sanciones disciplinarias, personal y capacitaciones para éste.
Las garantías para la integridad de los reclusos también sufrieron desmejoras. Ahora, según la CNDH, además de que persiste un servicio de salud deficiente, hacinamiento, insuficiencia de vías para remitir quejas por violaciones a derechos humanos y sobrepoblación se sumaron la falta de supervisión del funcionamiento del centro por parte del titular y programas para prevenir tanto incidentes violentos como violaciones a derechos humanos.
El año pasado también se detectaron deficiencias en la alimentación y las condiciones materiales e higiene en las celdas, lugares de comunicación con el exterior, comedores y área médica. Para este año se incluyeron las áreas deportivas dentro de esas con áreas de oportunidad.
Además, persisten fallas en la reinserción social de los reos, pese a que el Sistema Penitenciario del Estado mantiene ese modelo. Al respecto, persisten errores en la integración de expedientes, separación y clasificación de reclusos, organización y registros para el cumplimiento del plan de actividades, vinculación con la sociedad, actividades educativas y laborales o de capacitación.
Y aunque en 2023 el Diagnóstico incluía atención deficiente a personas adultas mayores privadas de la libertad, ahora también la hay para personas indígenas y con adicciones.
La CNDH evaluó con un 5.08 al Cereso varonil de Ciudad Juárez, cuando el año pasado le dio seis puntos de 10 posibles, y se mantienen fallas en todos los rubros e inclusive se agravaron.
Con esta calificación, el Cereso 3 de Juárez se convirtió en el peor evaluado del estado y forma parte del 21.21 por ciento de centros de reinserción social estatales en el país con calificaciones de 5.08 y menores.
