En México, la mayoría de residuos que no son recolectados, principalmente plásticos, acaban en las costas. Desechos que son arrastrados a la deriva de las corrientes oceánicas hasta acumularse en las orillas, que regresan mar adentro después por las olas o que yacen perdiendo color enmarañados a las raíces de manglares, en ecosistemas que se acaban convirtiendo en basureros improvisados.
Según un informe de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la situación de la alta contaminación por plásticos en las costas ha alcanzado niveles críticos, con los Estados de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Veracruz a la cabeza.
Ante la falta de políticas gubernamentales eficientes para encarar este grave reto, iniciativas privadas y organizaciones de la sociedad civil dedican fondos para que la basura plástica —que mata más de un millón de especies marinas al año—, no acabe en los océanos. Es el caso de Comunidad Nit, una red de alianzas originada en la costa de Oaxaca para promover el reciclaje y fomentar el ciclo de la economía circular. Este proyecto, impulsado por Femsa, asociación perteneciente a Coca-Cola, busca fortalecer la cadena de reciclaje en algunos puntos del Pacífico mexicano y minimizar la contaminación marina.
Para ello, se instalaron lugares de acopio de residuos reciclables en algunas playas de Puerto Escondido, uno de los destinos turísticos costeros más visitados. Botellas de PET o plástico duro como detergentes líquidos y champú, botellas de polipropileno; latas de aluminio, papel y cartón, entre otros materiales que la comunidad puede llevar y reciclar.